En qué consistió la figura del intensivista jefe o “R1” para dar respuesta a pacientes durante el peak de pandemia
La estrategia, única en el país, llevó a que diversos especialistas del centro asistencial publicaran la experiencia en la Revista Chilena de Medicina Intensiva.
La pandemia ocasionada por el Sars-Cov-2 llevó a que el Hospital Barros Luco desarrollara un Plan de Contingencia con especial foco en el Servicio de Cuidados intensivos, como parte de la estrategia de planificación hospitalaria que ya en marzo consideraba entre sus antecedentes y en razón del comportamiento epidemiológico, un aumento exponencial de las consultas y el consecuente incremento de la actividad asistencial. En este contexto, era imperante adaptar los protocolos y las estrategias hospitalarias, siendo así como se estableció la figura del “R1”, un intensivista jefe que tendría la función de modular, supervisar, categorizar a todos los pacientes críticos y asignar a estos a las unidades de complejidad correspondiente.
Este y otros detalles del funcionamiento interno del hospital Barros Luco durante la emergencia sanitaria, son parte de la publicación “Gestión de Residencias Médicas en Cuidados Críticos durante la Pandemia Covid-19: experiencia en el Hospital Barros Luco Trudeau”, hecha en la Revista Chilena de Medicina Intensiva y que estuvo a cargo de la Directora del Hospital y patóloga mamaria, Dra. Gisella Castiglione, el intensivista y Jefe de la Unidad de Paciente Crítico, Dr. Luis Castillo, el infectólogo y Jefe de Gestión de Camas, Dr. Carlos Beltrán, el Jefe de Infecciones Intrahospitalarias, el infectólogo Dr. Ignacio Silva, el intensivista y Jefe de la Unidad de Procuramiento y Donación de Órganos, Dr. Ronald Pairumani y la epidemióloga y Subdirectora Médica de Atención Abierta, Dra. Patricia Riquelme
Según el documento, este nuevo enfoque se planificó al analizar el complejo escenario al que se vería enfrentado el equipo del Hospital Barros Luco una vez que la pandemia avanzara, lo que llevaría a reorganizar los servicios clínicos, para así dar respuesta a la necesidad que iba a existir de los usuarios tanto del hospital, como de aquellos que podrían ser derivados desde otros centros asistenciales.
“Empezamos a trabajar con seis médicos especialistas Intensivistas de amplia experiencia, los que se convirtieron en los R1, pudiendo abordar de forma oportuna los requerimientos hospitalarios en las unidades críticas, lo que se desarrolló en paralelo con el aumento de camas de cuidados intensivos, que pasaron de 21 a 95, permitiendo equilibrar la demanda a la cual se vio expuesta el hospital”, dice la Directora del Hospital y una de las autoras de la publicación, Dra. Gisella Castiglione.
“Todos los elementos que se pusieron en marcha para reorganizar funcionalmente el hospital fueron en el sentido correcto y la instauración del R1 y la categorización de complejidad permitió derivar a pacientes covid menos complejos a áreas de menor experiencia en el tratamiento de pacientes críticos, en un modelo que hoy ha sido replicado por otros centros hospitalarios y que han visto en esta estrategia un patrón de éxito que ha permitido enfrentar el aumento de presión asistencial sin elementos de flujo cero», dijo el Jefe de la Unidad de Paciente Crítico, Dr. Luis Castillo.
“Pudimos dar respuesta en los momentos más críticos del desarrollo de la pandemia durante este año, desplegando a todo un equipo humano y multidisciplinario para las atenciones de todos los pacientes que llegaron hasta este hospital”, dijo Castiglione.
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