La Neuróloga del hospital Barros Luco, Dra. Tatiana Figueroa, recalcó que en Chile la incidencia de un primer infarto cerebral se estima en 100 por 100 mil habitantes al año, siendo la primera causa de invalidez y tercera de muerte, afectando en un 93% a mayores de 45 años según cifras del Ministerio de Salud.

“Estaba tomando desayuno con mi esposa, preparándome para salir a trabajar, y en eso, ella me empezó a contar que estaba haciendo cosas incoherentes; como por ejemplo: metiendo el codo en el plato con palta. No le tomé importancia, intenté ponerme de pie y mi cuerpo se fue hacia un lado, porque no tenía firmeza en las piernas. Traté de apoyarme con la mano, pero tampoco tenía fuerza en el brazo y justo cuando me estaba cayendo, mi esposa me alcanza a sostener. Yo le digo estoy bien y ella responde que no lo estaba. Tenía mi boca chueca. Después de eso partimos inmediatamente al hospital”.

El relato pertenece a Cristian Guerra, paciente de 44 años, quien en septiembre de este año presentó un infarto de una arteria cerebral del territorio de lado no dominante, el cual de no haber sido detectado a tiempo – para su posterior trombolisis – podría haber dejado a Cristian hemipléjico, postrado. Sin embargo, Cristian logró darle vuelta la mano al destino y hoy en día se encuentra en óptimas condiciones realizando su vida normal gracias a la oportuna intervención del equipo multidisciplinario del Servicio de Neurología del hospital Barros Luco.

El año 2009 un grupo de médicos de la institución, liderados por la Dra. Tatiana Figueroa junto a los médicos, Dr. David Sáez; Dr. Eloy Mansilla y la E.U. Claudia Figueroa – entre otros – iniciaron los estudios y gestiones necesarias para convertir al Complejo Asistencial Barros Luco en el primer hospital público de Chile en implementar la trombolisis endovenosa. Años antes, en 1998, el Servicio de Neurología bajo la dirección del Dr. Jorge Nogales habría declarado como prioritaria la atención de enfermedades cerebrovasculares.

¿Qué es una trombolisis?

Es la apertura de un vaso arterial del cerebro obstruido, por medio de una inyección endovenosa que contiene una sustancia que destruye el coágulo que no permite la correcta irrigación del tejido cerebral. Este procedimiento, de puede realizar, siempre y cuando, exista una ventana de 4,5 horas de tiempo iniciados los síntomas de infarto.

Si bien la sintomatología puede ser variada, la especialista en neurología del hospital Barros Luco, Dra. Tatiana Figueroa destacó que los síntomas básicos pueden reconocerse por “la alteración del habla y del entendimiento del lenguaje, desviación de la comisura labial (cara), parálisis o dificultad para mover un brazo o una pierna, dificultad para caminar y visión alterada, que puede ser ceguera transitoria o ver doble”.

En este sentido, la experta enfatizó que si un paciente presenta estos síntomas, debe acudir inmediatamente a un Servicio de Urgencia. “En caso de cumplir con los tiempos establecidos, el paciente puede ser trombolizado, lo que le permite a la gran mayoría, integrarse a la vida normal, con mínimas secuelas y ser autovalentes”.

Fiel reflejo de ello son Gabriel Oemick y Óscar Cubillos, quienes fueron los primeros pacientes trombolizados en el hospital Barros Luco hace 4 y 5 años respectivamente. “Estaba en la cama y comencé a sentir un zumbido intenso en el oído, luego se me cerraron los ojos y me empecé a doblar, como en estado de muerto. Yo escuchaba cuando mi señora me decía que pusiera de mi parte, pero no podía hacer nada. En eso llegué al hospital y pensé que me iba a morir, fue entonces que me inyectaron. Si bien al principio me costaba un poco hablar, a la semana ya estaba bien”, indicó Cubillos.

En tanto, don Gabriel sostuvo que desde que el Servicio de Neurología lo trombolizó, ha vivido un verdadero renacer. “Yo estaba manejando, y empecé a sentir un inmenso dolor de cabeza, paré un rato y luego seguí hasta llegar a la casa. Guardé el auto y de ahí ya no me acuerdo más. Estuve como 20 días en el hospital y desde que me inyectaron, he podido llevar una vida normal; lo tomo como una nueva oportunidad que me da la vida y eso se lo debo en parte al hospital, que siempre me ha atendido muy bien, sobre todo los médicos de Neurología y Cardiología”.

Factores de Riesgo

Para la Dra. Figueroa, “la mayoría de los infartos cerebrales se producen como consecuencia de enfermedades mal tratadas; tales como: tabaquismo, hipertensión arterial de larga data, diabetes mellitus de larga data, vida sedentaria y obesidad”. Mientras más años tenga la persona, más riesgo tiene; siendo el sexo masculino el más afectado”.

Además, hay factores de riesgo denominados no modificables, que “son personas con antecedentes genéticos familiares”,  indicó la Dra. Figueroa.