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18 de marzo de 2025

A cinco años del primer diagnóstico de Covid-19: los momentos que marcaron al Hospital Barros Luco durante la pandemia

Más de 12 mil pacientes confirmados, la implementación de un hospital modular, la creación de la primera Unidad de Cuidados Proporcionales del país, una de las mayores reconversiones de camas del sistema público y privado, y un exitoso proceso de vacunación fueron parte de los momentos que marcaron al Hospital Barros Luco durante la pandemia.

Fue un día como hoy, un 18 de marzo de 2020, a 15 días de que se confirmara el primer caso de Covid-19 en Chile, que en el Hospital Barros Luco se diagnosticó al primer paciente positivo. Se trató de una persona de sexo masculino, de 47 años, que ingresó con síntomas respiratorios por el Servicio de Urgencias, aludiendo haber estado en contacto con su hija, quien recientemente había sido diagnosticada con la enfermedad.

Si bien en el centro asistencial, previo al arribo del virus se llevaron a cabo simulacros para verificar la correcta aplicación de los protocolos y fortalecer el trabajo preventivo, la verdad es que la agresividad del patógeno obligó a los equipos a implementar mayores e inmediatas medidas como la reorganización total de funciones y flujos, capacitaciones en el uso correcto de elementos de protección personal, políticas de modalidad flexible en la jornada laboral y el alejamiento de funcionarios con condiciones de riesgo, entre otras.

“Las primeras semanas fueron de mucha incertidumbre, porque las medidas se debían ir tomando en razón de información que variaba mucho. En los primeros quince días hubo más de diez protocolos en distintas áreas y eso fue muy difícil de ir integrándolo”, comenta Patricia Riquelme, subdirectora Médica de Atención Abierta, quien agrega que “en marzo y debido a la abrupta demanda, implementamos inmediatamente un centro respiratorio para pesquisar precozmente a eventuales funcionarios y usuarios contagiados, previo al ingreso al CDT, en una medida que progresivamente se fue trasladando a otros sectores”, dice.

Asimismo, el Servicio de Urgencia del hospital adaptó no solo sus flujos, sino también el sector de pacientes prehospitalizados. “Tuvimos que capacitarnos muy rápido e implementar un modelo asistencial distinto. A pesar de la incertidumbre y de los riesgos de contagio, la unidad de emergencia demostró un valor y dedicación extraordinario frente a la adversidad, respondiendo eficaz y con humanidad a cada paciente”, dice Paz Lastra, jefa de enfermería del Servicio de Urgencia.

Con el paso de los días, el virus comenzaba a causar estragos en todo el país, debiendo decretarse cuarentena y toque de queda a nivel nacional. Así, en mayo de 2020 llegó uno de los momentos más difíciles para el centro asistencial cuando debido a los altos niveles de hospitalización, se registraron más de 20 personas fallecidas en un solo día, lo cual impactó profesional y emocionalmente en los equipos, los cuales, paralelamente debieron poner en funcionamiento uno de los cinco hospitales modulares que llegaron a Chile.

“La pandemia generó mucho trabajo, pero, sobre todo, mucho dolor. Lloramos y nos abrazamos, sin embargo, eso mismo permitió que nos fortaleciéramos. Todos los estamentos trabajamos en equipo y logramos conectarnos en favor de los pacientes”, dice Mónica Palminio, enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos y quien estuvo en la primera línea desde el primer día.

Otro de los momentos que impactó al centro asistencial se generó en junio de 2020 en el marco del primer peak, cuando se registraron casi siete mil contagios diarios en el país. El Barros Luco llegó a contar con más de 400 pacientes covid positivos hospitalizados simultáneamente en diversas áreas, en un hecho que fue precedido por una de las mayores reconversiones de camas a nivel nacional, pues de 31 plazas de cuidados intensivos que había previo a la pandemia, se pasó a 111 unidades, distribuidas en seis UCI al interior del hospital.

“La gestión de crisis dentro del complejo, la generación de la mesa covid, la redistribución de personal y recursos, el trabajo con la red asistencial y el nivel de reconversión de camas transformaron al hospital más grande del país en un ejemplo de cómo lograr algo que parecía imposible” asegura Alejandro Valderrama, jefe de UTI del hospital, quien agrega que “se debe reconocer, en la perspectiva del tiempo, lo acertadas que estuvieron las autoridades sanitarias de la época, quienes, sobre la base del conocimiento científico, permitieron que se tomaran decisiones excepcionales que aminoraron el impacto de la tragedia”.

Sin embargo, esta capacidad de respuesta, reconocida a nivel nacional, generó otra de las situaciones difíciles al interior del hospital; la segunda parte de la crisis sanitaria se debía enfrentar con un personal extremadamente agotado y con una ciudadanía que comenzaba a sufrir fatiga pandémica, no respondiendo a los llamados de autocuidado que hacía la autoridad.

“Tuvimos que reforzar el Programa de Salud del Trabajador, PST, con el objetivo de contener a funcionarios que presentaran cuadros de estrés, considerando apoyo psicológico e intervenciones grupales o individuales por parte de especialistas”, aseguró Patricia Riquelme.

Medidas que se sumaron a otro de los hitos del centro asistencial como la instalación de un tercer escáner, un exitoso proceso de vacunación (ver nota) y la creación de la primera Unidad de Cuidados Proporcionales del sistema público, a cargo de un equipo especializado en cuidados paliativos para pacientes Covid-19 en fin de vida. La iniciativa le valió al hospital el reconocimiento de la Superintendencia de Salud y de diversos medios de comunicación a nivel nacional e internacional. Revisa acá la nota